Pocas ciudades son tan trascendentales para la historia cultural europea como Florencia. Fundada en el siglo 59 aC por Julio César como emplazamiento para soldados, tardó poco en convertirse en un importante núcleo del comercio, pues conectaba la capital, Roma, con el norte del Imperio. Sin embargo no fue hasta alrededor del año 1000 que el destino de Florencia cambiaría para siempre en convertirse en embrión del arte más sublime. Así, bajo el imperio germánico y especialmente bajo el control papal a través de los Médici, la ciudad vivió el florecimiento de eruditos como Dante, Da Vinci, Maquiavelo, Miguel Ángel, Boccaccio o Botticelli. Cuna del Renacimiento, Florencia es desde entonces el rico epicentro del progreso humanista y de una conciencia social marcada por la tradición artística y literaria.
Siglos después, el período dorado de Florencia sigue vivo en los callejones, iglesias y obras de su inacabable patrimonio histórico. En las crónicas de Stendhal, la poesía de Montale o las novelas de Tabuchi. En esta concepción del viaje como una contemplación pasional y reflexiva de la vida.
La actual capital de la Toscana cuenta con una rica herencia que recorre la Galería de los Ufizzi, el Palazzo Vecchio o la Basílica de San Lorenzo y que serpentea el río Arno hasta otros rincones de la historia como los vestigios arqueológicos de la cultura etrusca. Una academia artística hecha ciudad.
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Para conocer Florencia a través de... la Literatura